Argizaiolas de Amezketa
Joxe Mari Otermin 2013
http://www.euskomedia.org/aunamendi/3576
En la mayoría de lugares se denomina argizaiola a la tablilla tallada donde se enrosca la cerilla que arde en el templo. Hasta la segunda mitad del siglo XX se podían ver en las iglesias de Euskal Herria. Hoy en día, uno de los lugares en los que perdura la tradición de las argizaiolas es Amezketa.
En cuanto a su forma y apariencia, hay que destacar dos tipos de argizaiolas. Por un lado, la tablilla utilizada para enroscar la cera, generalmente, y según los expertos, de forma antropomórfica en muchos y muchos casos. Por otro lado, y con el mismo objetivo de enroscar la cera, hay que mencionar la tablilla de cuatro puntos, generalmente de forma cuadrada.
Dejando de lado el material de las argizaiolas, la comprensión profunda de este elemento está basada en el culto. Entre los fieles, cada familia vela porque el recuerdo de sus familiares fallecidos no se apague. Esta es pues, la razón por la que encienden todos los domingos y festivos su llama.
No sabemos si es cierto, pero aunque en la mayoría de los lugares se denomine argizaiola a este elemento de madera, en Amezketa, sobre todo entre los más mayores, se le llama argiola (argi+ohola). Todavía hoy se utiliza esta denominación. Sería una lástima que esta denominación cayera en desuso y se perdiera para siempre.
120 argizaiolas
Según el cómputo realizado el 29 de septiembre de 2012 (una a una), 116 tenían forma de tablilla, las otras 4 eran de cuatro puntas. Podrían ser más de 20 las familias que en los últimos años han decidido recoger sus argizaiolas para llevárselas a casa.
En el pueblo de Amezketa, hasta hace poco tiempo, cada familia contaba con un lugar determinado en la parroquia principal, y por tanto, contaban con un espacio, encima de la sepultura para depositar la argizaiola. En la fecha mencionada anteriormente, el número de sepulturas contabilizadas era de 150. Teniendo en cuenta esto, cabe deducir que en la primera mitad del siglo XX el número total de argizaiolas era también de unas 150.
Si reparamos en el tipo de gente que acude a la iglesia, teniendo en cuenta hombres y mujeres, podemos observar que los hombres se colocan en el coro o alrededor del altar, y las mujeres en cambio, en el espacio habilitado en cada una de las sepulturas.
Sí, ha sido responsabilidad de la mujer el cuidado de la argizaiola. Se ha encargado del encendido de la vela en los actos religiosos realizados en la iglesia, y de reponer la misma cuando ésta se consumía.
Entre 1961 y 1964 Luis-Pedro Peña Santiago viajó pueblo por pueblo, pero no aporta datos concretos sobre las argizaiolas encontradas en la iglesia de Amezketa: "Llegué a contar más de cincuenta, todas ellas puestas sobre sus respectivas sepulturas".
Hasta el momento, la persona que ha llevado a cabo el estudio de las argizaiolas con más profundidad ha sido Antxon Aguirre. En el año 1985, estando realizando dicha investigación, pasaron por sus manos más de 139 argizaiolas.
En opinión de Agirre Sorondo, las más antiguas datarían del siglo XVI, aunque la mayoría son del siglo XX. Al menos unas 70 piezas, habrían sido trabajadas durante el siglo pasado. Aunque no son muchas, existen también algunas realizadas en el siglo XXI.
Entre los artesanos creadores de argizaolas, algunos por profesión y otros por devoción, cabe destacar a Silberio Artola, Eladio Balerdi, José Alonso Rivero, Jesus Vallejo, Lourdes Ormazabal o Dionisio Otermin, entre otros.
El futuro de las argizaiolas
Hoy en día, no se puede decir que sea preocupante la salud de la argizaiola, aunque sí hay que tener en cuenta que el número de tablillas existente disminuye con el paso del tiempo. Es en gran medida la gente mayor la que hace que perdure la llama de estas piezas tan valiosas. A medida que se reduce el número de estos devotos, la salud de la argizaiola también se ve afectada.
No será el único elemento en desaparecer en el entorno de la iglesia. Hace tiempo, en la iglesia de Amezketa, existían unas piezas conocidas como "ezko-argi" (vela de cera); en castellano se conocían bajo la denominación de hachón. El diccionario de Plazido Mujika aclara su significado con la siguiente definición: "BN cerilla de las sepulturas. 2. BN tablilla en que se enrosca la cerilla. 3. S hacha, hachón, vela de cera, candela".
Hace 40 años se podían ver catorce o quince ejemplares en la iglesia de Amezketa, hoy en día sólo se conserva una.
Este elemento se encuentra unido a otra palabra muy interesante. Se trata de la palabra "progu"(duelo, luto). En palabras de Eustasia Sagastume Lizarribar el 29 de septiembre de 2013 en la iglesia de Amezketa, hoy en día el hachón es utilizado para recoger dinero o donativos durante los entierros. Se trata de una palabra "progu", en peligro de extinción.
Ibon Sarasola, en el Diccionario publicado en 2007, Euskal Hiztegia, aporta los siguientes detalles entorno a la palabra progu: "iz. (*17475, 1847). Dolua, norbaiten heriotzak sortzen duen atsekabearen ageriko adierazpena". ((*17475, 1847). Duelo, expresión del sentimiento de dolor producido por la muerte de alguien).